Comer en Mérida: una experiencia con historia y sabor
Hay viajes que marcan, no solo por lo que se ve, sino por lo que se siente, se saborea y se comparte. Mérida fue uno de esos para mí. Fuimos toda la familia: mi marido, mi hija de un año, mis padres y yo. Fue un viaje muy especial, porque mi padre, emeritense de nacimiento, no volvía a su ciudad desde que se fue con tan solo 9 años. A sus 65, volvía por fin. Y qué mejor forma de reconectar con sus raíces que a través de sus calles… y de su gastronomía.
Desde el primer día, supimos que comer en Mérida iba a ser uno de los grandes placeres del viaje. Tapas generosas, precios justos, bares con solera, terrazas a la sombra de historia romana y, cómo no, el descubrimiento estrella: el pestorejo, esa delicia local que merece capítulo aparte (y lo tendrá).

Nos alojamos en el Hotel Ilunion Las Lomas, y desde allí organizamos nuestras jornadas entre visitas culturales, paseos familiares y, por supuesto, comilonas para recordar.
Tapear en Mérida: tradición, terrazas y mucho más que jamón
La cultura del tapeo en Mérida es como un ritual: informal pero serio. Es decir, aquí se come bien y mucho, pero se hace en un ambiente relajado, con una caña bien tirada y una tapa sabrosa. La tradición está muy viva, y lo mejor es que no hace falta gastar demasiado para comer de maravilla.
El centro histórico está lleno de bares donde por el precio de una bebida te llevas una tapa que en otros sitios sería media ración. Lo mejor es que cada local tiene su especialidad, y los clásicos como el jamón ibérico, las migas o las patatas bravas conviven con otras propuestas muy autóctonas.
En cada bar, la cocina extremeña se sirve en porciones pequeñas pero contundentes: embutidos, quesos, guisos, todo acompañado de pan crujiente y buena conversación. Hay algo mágico en sentarse en una terraza cerca del Templo de Diana o del Arco de Trajano y dejarse llevar.
El pestorejo: la tapa más típica y deliciosa que no puedes dejar de probar
Sí, hay muchas cosas ricas en Mérida… pero si hay una tapa que define a esta ciudad, esa es el pestorejo. No, no es un nombre inventado ni una moda hipster: el pestorejo es una verdadera institución gastronómica emeritense.
Se trata de carne de cerdo, concretamente de la parte del hocico (sí, del morro), bien adobada y frita hasta quedar jugosa por dentro y crujiente por fuera. Es una explosión de sabor, grasa justa y ese toque a cocina de toda la vida que engancha.
No lo conocíamos hasta que lo vimos en varias cartas y nos lo recomendaron. Pedimos uno “por probar” y acabamos repitiendo en varios bares. Una delicia, sin más. De esas tapas que crean adicción y que, sin duda, deberías buscar como prioridad en tu ruta de tapeo por Mérida.
Algunos sitios donde lo probamos y nos encantó:
- Bar La Extremeña – Uno de los más castizos para comer pestorejo como debe ser.
- Restaurante Casa Benito – Te lo sirven tierno y con pimientos verdes.
- Cervecería Alhambra – Buenas raciones y ambiente local.
Restaurantes recomendados en Mérida para comer bien sin gastar mucho
Una de las grandes ventajas de Mérida es que puedes comer como un rey sin dejarte medio sueldo. Aquí van algunos lugares que probamos y que recomendamos con los ojos cerrados:
🥩 Casa Benito

Comida tradicional extremeña, buen trato y precios correctos. Los platos son abundantes y el pestorejo aquí es de los mejores que probamos.
🐷 La Carbonería

Tapas modernas con producto local. Tienen terraza y ambiente relajado. Ideal para cenas de verano.
🍷 La Taberna de Sole

Un sitio con encanto, perfecto para tapear o pedir platos más elaborados. Nos gustó especialmente
la presa ibérica a la brasa con queso
🍳 Serendipity

Más moderno, con opciones variadas. Ideal si vas con familia o amigos con diferentes gustos. El trato fue espectacular.
Todos ellos están en el centro o cerca, lo que facilita combinarlos con las visitas turísticas.
Las mejores zonas de tapeo en Mérida: del templo de Diana al puente romano
Moverse por Mérida es sencillo y agradecido: el centro histórico está lleno de vida, monumentos y bares. Las zonas más recomendadas para tapear son:
- Calle José Ramón Mélida: Va desde el teatro romano hasta el templo de Diana. Llena de bares, terrazas y ambiente tanto de día como de noche.
- Plaza de España: Corazón de la ciudad, rodeada de bares tradicionales y heladerías.
- Zona del Puente Romano y la Alcazaba: Perfecta para un paseo vespertino antes o después de cenar.
Uno de nuestros momentos favoritos fue caminar por el puente romano al atardecer con mi hija en brazos y mi padre contando anécdotas de su infancia. Cerramos ese día en una terraza con tapas y cerveza bien fría. No se puede pedir más.
Comer con historia: restaurantes con vistas a monumentos romanos
Si quieres comer bien y sentir que estás dentro de una postal, Mérida te lo pone fácil. Muchos bares y restaurantes tienen vistas espectaculares a monumentos únicos.
Por ejemplo:
- Alrededor del templo de Diana, hay terrazas que por la noche se iluminan con el monumento al fondo. ¡Espectacular!
- En la zona del anfiteatro y teatro romano, puedes desayunar o tomar un café con vistas directas a la historia.
- Cerca del acueducto de Los Milagros, hay rincones tranquilos donde comer o merendar con mucha paz.


Para nosotros fue increíble ver cómo la ciudad mantiene ese equilibrio entre lo antiguo y lo moderno, entre el patrimonio y la vida cotidiana.
Consejos para comer en Mérida en verano (sin morir de calor)
Nosotros fuimos en agosto, y como imaginarás, el calor se siente fuerte. Pero no te preocupes, aquí van unos tips para comer bien sin derretirte:
- Evita las 14:00 bajo el sol. Intenta hacer comidas principales a la sombra o en interiores con aire acondicionado.
- Reserva en terrazas cubiertas, especialmente por la noche. El ambiente es fresco y animado.
- Bebe mucha agua y aprovecha la gran cantidad de heladerías artesanas que hay por el centro.
- Cena más tarde. Como en muchas ciudades del sur, la vida empieza realmente a las 21:00.
En nuestro caso, hubo días que nos quedamos en el Hotel Ilunion Las Lomas, fue perfecto por sus instalaciones, piscina y comodidades familiares. Así podíamos descansar al mediodía y salir por la tarde-noche con más energía (y menos calor).
Tapas típicas extremeñas que no debes perderte en Mérida
Además del pestorejo, Mérida tiene una variedad impresionante de tapas y platos extremeños que sí o sí tienes que probar:
- Migas extremeñas: con chorizo, panceta y pimientos. Potentes pero deliciosas.
- Zorongollo: una ensalada de pimientos asados con ajo y aceite de oliva.
- Jamón ibérico: obvio, pero nunca está de más repetir.
- Torta del Casar: queso cremoso que se unta, ideal con pan calentito.
- Criadillas de tierra (setas): salteadas o en revuelto.
- Chanfaina: plato de arroz con cordero y especias.
La cocina extremeña es intensa, auténtica y muy basada en el producto. Cada bocado es un homenaje a la tierra.
Comer en familia en Mérida: dónde ir si viajas con niños
Viajar con niños a Mérida es fácil y agradable, y comer con ellos también. Hay muchos bares y restaurantes que tienen tronas, menú infantil o simplemente están bien preparados para familias.
En nuestro caso, con nuestra hija de 1 año, no tuvimos ningún problema. Algunos lugares que nos facilitaron mucho la experiencia:
- Restaurantes con terraza y espacio para carrito.
- Bares con menú variado y sin picantes.
- Horarios amplios, lo que permite comer un poco antes si lo necesitas.
Además, muchos de los platos locales son aptos para peques: croquetas, tortilla, embutido suave, etc.
¿Comer o visitar? Las mejores rutas para unir tapeo y turismo
Mérida es perfecta para mezclar cultura y gastronomía. Puedes organizarte para visitar un monumento por la mañana, comer en la zona y seguir tu recorrido. Algunas combinaciones que te recomiendo:
- Teatro romano + tapeo en la calle José Ramón Mélida
- Templo de Diana + cena con iluminación nocturna
- Puente romano + paseo por la Alcazaba + terraza con vistas
👉 Si te interesa complementar tu experiencia con una guía completa de lugares imperdibles, no te pierdas esta publicación:
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Conclusión: Comer en Mérida es saborear historia, familia y tradición
Viajar a Mérida fue mucho más que hacer turismo: fue un reencuentro con nuestras raíces, una fiesta para el paladar y una experiencia familiar que atesoramos. El tapeo, el ambiente, el pestorejo… Todo suma para hacer de esta ciudad un destino gastronómico imprescindible.
Comer en Mérida es como recorrer su historia, pero con el estómago contento. Así que si te lo estás pensando, no lo dudes: ven con hambre, con tiempo y con ganas de descubrir lo mejor de Extremadura, plato a plato.